
En su juventud disfrutaba de las “maravillas de la vida” hasta que en uno de sus viajes por la India, Nepal y Butan sintió una especial atracción por el Budismo, cuando retornó a Nueva York ya había tomado la decisión de hacerse monje, en 1985 ingresó en el monasterio de Rato Dratsang, en el sur de la India.
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