Fuera del Mundial y lejos de la gloria en Sudáfrica 2010, el atacante Wayne Rooney pasa los días en una casa de 7,5 millones de dólares en la paradisíaca isla de Barbados junto a algunos amigos, su esposa Coleen y su hijo Kai.
El futbolista intenta olvidar su pésimo Mundial yendo a la casa que se terminó de construir a inicios de este año y aprovecha engreír a su pequeño hijo, de solo ocho meses de edad.
jueves, 8 de julio de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario